jueves, 7 de diciembre de 2017

Updtae 07-12-2017

La situación terrible de nuestro país tiende a empeorar todavía más. El final con toda seguridad será la defenestración de este gobierno, pero para que eso pase habremos de sufrir todavía un trecho que está por definir.
La atomización de la oposición fue sin duda una victoria del gobierno, de sus asesores extranjeros por cierto. Esta victoria retrasó (pero de ninguna manera evitará) su caída. Mientras la oposición se recompone, y se auto-depura dando sin lugar a dudas a la emergencia de nuevos líderes, quienes en conjunto con los no contaminados tradicionales harán de la nueva oposición el factor detonante de la nueva revolución venezolana.
Pero antes la vieja tiene que morir, implosionar, desenmascarada y desacreditada, sus líderes irremediablemente pasarán al olvido. Y lo que le va a terminar de matar son los resultados que den las negociaciones en RD. El pueblo aprenderá por fin que lo único que se negocia con un régimen de malandros es su salida del país luego de la entrega inmediata del poder, no hay nada más que negociar.
Pero el gobierno está luchando ahora en dos frentes, un escenario no contemplado nunca antes por ellos. La lucha intestina entre factores de una misma banda siempre termina con el triunfo del “carro” más poderoso, el otro bando quedará o muerto o encarcelado, aquí no hay otra predicción posible ya que son posiciones irreconciliables y no puede haber dos “pranes” en una misma banda criminal. Este escenario promete mucho así que tengan sus cotufas y otros aperitivos como dulce de lechoza, bien a mano.

Finalmente, los resultados de las elecciones regionales terminarán de convencer a la población que no hay otro camino si no el insurreccional para despertar de esta horrible pesadilla, peor mil veces que las siete plagas que asolaron a Egipto hace miles de años.